Hola. Mi primera entrada en este blog va de sexo. Y la segunda también. Mi segunda entrada será una reseña. Leeré y analizaré Cincuenta sombras de Grey, a ver qué tiene el dichoso libro. Sólo por todo el tinglado mundial que se ha montado alrededor merece la pena. Además de una excelente campaña de marketing tiene que tener algo más el libro este, digo yo. Eso es lo que me interesa y lo que intentaré averiguar. No es fácil. Hace unos años, cuando leía para los sellos juveniles de Planeta, me fallaba un poco eso de valorar literatura mainstream. Desde entonces he aprendido, tampoco hay que hacerse la estrecha literaria. Tiene mucho mérito llegar a conectar con millones de personas de todo el mundo, cada uno con sus costumbres y modo de vida, pero todos con una esencia animal en común, que es la que manosea con éxito la autora de las cincuenta sombras, E. L. James. Como todavía me faltan 200 páginas (hace unas 50 páginas que se está poniendo bien, adelanto), en esta entrada voy a hacer una lista de libros eróticos que he leído. Ahí voy.
1. Las mil y una noches
Leí este libro maravilloso cuando tenía doce años. Lo leí, lo releí y lo volví a leer. En realidad leí la mitad del libro, porque mis padres sólo tenían uno de los dos voluminosos volúmenes de esta obra en la edición de Círculo de lectores. Me impactó mucho a esa edad. Por un lado era una recopilación de cuentos, a eso estaba acostumbrada, pero otro lado era muy sexual, de forma sutil y natural, y yo era una preadolescente que se excitaba cuando lo leía, sin saber que se excitaba. Me viene a la memoria un pasaje en el que un paje joven y hermoso está dormido en la calle al amanecer, vestido sólo con una camisa vaporosa, que se levanta a merced de la suave brisa de la mañana, dejando al aire su sexo, libre y vigoroso. De este libro me quedé con dos grandes sensaciones: lo eróticos que eran los hombres y lo fuertes que eran las mujeres. Curioso, ¿eh?
2. El Decamerón
De Boccaccio. Otra recopilación de cuentos, del siglo XII, italiana. Lo leí poco después de Las mil y una noches, en ese impás en el que te aburren los libros infantiles que tienes y tonteas con las estanterías de libros de tus padres. Me acuerdo de que eran historias cortas sobre hombres cornudos y mujeres carnales. Las fuertes ellas otra vez. Cuentos muy divertidos, vulgares, de calle, bien de la tierra y las tripas, y del sol.
3. Fanny Hill
O la historia de una puta contada por un inglés conservador del siglo XVIII. Fanny se hace puta por casualidad y necesidad, pero lejos de avergonzarse del papel que le ha tocado, lo disfruta y explora todas sus facetas, aunque tiene que pagar peaje social por ir tan a su bola. Parece que John Cleland, el autor, también disfruta viviendo su alter ego, se deja ir fantaseando tener vagina y mirando a sus congéneres masculinos por encima del sexo, hasta que hacia las últimas páginas se acuerda de quién es o le han dicho que es y «retrocede» tres siglos en su liberalidad hasta plantar un final tipico Hollywood siglo XXI. Igual Fanny seguro que sigue pasándoselo bien.
4. Sexus, Nexus, Plexus o cualquiera de Henry Miller
Lo amo. Amo a este hombre. No importa que sea machista, egoísta, cruel, sucio y manipulador. Lo amo y le seré fiel toda la vida. A él y a June Miller. Si ellos me dicen ven, lo dejo todo y nos marcamos un trío en cualquier cementerio que les vaya bien. Hay más vida en cualquier párrafo escrito por Miller que en muchas vidas de verdad, de esas que tienen corazón y todo. Para muestra un botón. Cojo un trópico en cualquier página y leo:
Germaine era puta de pies a cabeza, hasta el fondo de su buen corazón, su corazón de puta, que no es en realidad un buen corazón, sino un corazón indolente, blando, que puede sentirse conmovido por un momento, un corazón sin referencia a un punto fijo interior, un gran corazón blando de puta que puede separarse un momento de su centro auténtico. Por vil y limitado que fuera aquel mundo que se había creado para sí misma, aun así funcionaba en él de maravilla. Y eso, en sí, es reconfortante.
Con putas y corazones seguimos. Parece que habla de Fanny Hill, ¿verdad?
5. Cumbres borrascosas
¿Que no? Vamos que sí. La única mujer, Emily Bronte, y el único libro de la lista en el que no hay una sola linea en la que se hable de sexo. Y sin embargo el sexo y la pasión lo llena todo, con esa relación retorcida y violenta entre Catherine y Heathcliff, que nos hace comernos las uñas de envidia a los mortales lectores. Amor a mordiscos, desde el estómago. Leí la novela hace un par de años y la disfruté tanto como cuando leía Las mil y una noches a los doce. Luego investigué a las hermanas Bronte, mejor dicho a los hermanos, porque ese hermano, Branwell, el único que no escribía, el único hombre entre tanta mujer, un borracho loco que les marcaba el ritmo, el sexo sin hablar de sexo en casa, es el hombre de todas las novelas de las Bronte. Si no has leído Cumbres Borrascosas no sé a qué estás esperando. Y no me digas que has visto la peli.
Bueno, se me quedan libros colgados de la memoria, quizás haga una segunda parte del listado en otro momento. Por ahora, hasta las cincuenta sombras.